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sábado, 22 de marzo de 2014

Un año después...


Vuelvo a escribir. El 31 de marzo se cumple un año desde que dejamos Barcelona para mudarnos a Lima. Desde ese entonces sólo he escrito en el blog una vez, una sola vez. Nos dedicamos a la mudanza, a buscar departamento, a amueblarlo, a pasar tiempo con la familia y con los amigos que no veíamos hace tanto, a buscar trabajo (mi esposo tuvo suerte y consiguió un trabajo fijo en dos meses, yo conseguí un par muy cortitos como consultora independiente y luego una consultoría de un año que ocupa gran parte de mi tiempo y me ha llevado a hacer varios viajes fuera de Lima), a buscar nido y nana (guardería y canguro) para Mateo, enfín...a acostumbrarnos a nuestra nueva vida. Y dejé de lado el blog. Pero el sábado pasado me pasó algo que activó nuevamente mi necesidad de escribir y compartir.

A veces damos las cosas por sentado, pensamos que somos invencibles, que las estadísticas no son para nosotros, confiamos en nuestra buena salud, vivimos con el piloto en automático, nos levantamos, nos duchamos, desayunamos, llevamos a nuestros hijos al cole, vamos a trabajar, volvemos a casa, cenamos, acostamos a los niños y nos acostamos nosotros. Y nos olvidamos que la vida es un regalo, que cada día es una nueva oportunidad, que siempre debemos dar gracias por nuestra salud, por nuestra familia, por estar vivos. Vivir conscientemente y disfrutar cada instante.

El sábado pasado teníamos previsto pasar un relajante día de playa con mis suegros pero un embarazo ectópico roto que generó una hemorragia interna me obligó a pasar por una cirugía de emergencia, a perder una trompa y 1.5 litros de sangre, y a pasar 5 días hospitalizada. Nunca me había sentido tan mal. Felizmente ahora ya estoy en casa recuperándome, aún tengo la hemoglobina baja pero en alza, así que las cosas pintan bien.

Le doy las gracias a todos los que me han apoyado, ayudado y acompañado durante estos días. A mi esposo por tener reacciones rápidas y lograr que llegara a la clínica a tiempo, por organizar la casa, cuidar a Mateo y por supuesto, a mí. A mi mamá por acompañarme todo el tiempo, a mi hermana por su paciencia, apoyo y por estar dispuesta a donar sangre cuando pensaron que podía necesitar una transfusión, a mis suegros por quedarse con Mateo los primeros días, a mi tía, a mi papá, a mi jefa, a mis amigas, a Noelia y a Antonia por ayudarnos con las cosas de la casa, a los médicos y enfermeras. A todos los que se preocuparon por mí. Y a Mateo por ser un campeón, por lo bien que se portó durante todos esos días.

Dicen que cuando pasan cosas feas uno no debe preguntarse el "por qué", sino el "para qué", quizás necesitaba una pausa, un momento de reflexión, un descanso para continuar con más fuerzas, y quizás sea también la oportunidad para volver a este mundo virtual que tantas cosas buenas me ha dado.



martes, 26 de marzo de 2013

¿Cómo te sientes?


Me pregunto si sabes lo que sucede y sobretodo, cómo te sientes. Intento explicarte cada día que nos vamos a vivir a otro país, donde tendremos una casa distinta, iremos a otro parque y harás nuevos amigos. Estaremos junto a los abuelos y tíos, que ahora te hablan a través del ordenador.

Intuyo que entiendes que pronto las cosas cambiarán. Hay mucho movimiento en casa, la mayor parte de tus juguetes no están, nos despedimos de la gente de forma distinta a la habitual, y papá y yo estamos algo nerviosos. A veces lloro. No me da miedo el cambio, no hijo, nunca me han dado miedo los cambios. Los cambios son lo único constante en la vida y es bueno que lo sepas. Como siempre digo, la vida son etapas, se cierra una pero se abre una nueva, distinta a la anterior. Nos esperan nuevas experiencias y nuevos aprendizajes. Sé que todo va a salir muy bien, pero no puedo evitarlo, me emociono. Son muchas las cosas que siento.

Me tranquiliza verte sonreír y jugar como siempre, me da fuerzas y energía. Comes bien, duermes tranquilo, hablas mucho y no estás quieto ni un segundo. Me enseñas cada día que la vida es hoy, y que hay que disfrutar cada instante. Eres feliz y nos haces inmensamente felices. Estoy segura, mi vida, que esto seguirá igual vayamos a donde vayamos.

viernes, 22 de marzo de 2013

Hasta pronto Barcelona


No me gustan las despedidas, pero son inevitables y en ocasiones, necesarias. A pocos días de tomar el avión que nos llevará a nuestro nuevo hogar sé que ha llegado el momento de despedirme de Barcelona, la ciudad en la que he vivido los últimos seis años y donde he crecido mucho tanto a nivel personal como profesional. 

Una ciudad de la que me enamoré a primera vista, a la que vine a estudiar y me quedé a trabajar. Donde descubrí el yoga y fui al mejor taller de pintura que he ido en mi vida. Una ciudad donde he hecho muy buenos amigos que estoy segura me acompañarán para siempre -aunque sea a la distancia-, y quizás lo más importante, donde me convertí en mamá. La ciudad donde empecé este blog, que me abrió las puertas de un mundo virtual lleno de personas, proyectos, negocios, ideas e iniciativas cargadas de energía, positivismo e ilusión. La ciudad donde Mateo dio sus primeros pasos, dijo sus primeras palabras y ha hecho sus primeros amigos.

Por todo esto y mucho más, Barcelona ocupará siempre un lugar muy especial en mi corazón. Muchas gracias Barcelona, y por supuesto, muchas gracias a todas esas personas que nos han acompañado en esta maravillosa aventura.



lunes, 4 de marzo de 2013

Pausa temporal + {100 seguidores}


A menos de un mes del gran día, es necesario que dedique la mayor parte de mi tiempo libre -es decir cuando Mateo duerme- a ordenar, limpiar, seleccionar, tirar, encajar y hacer maletas; por lo que muy a pesar no voy a poder actualizar el blog con la frecuencia que me gusta. Intentaré seguir participando en los miércoles mudos, visitar los blogs que sigo y pasar de cuando en cuando por twitter y facebook -es cierto que tampoco lo hago mucho ya que soy de las "raras" que no tiene internet en el móvil-, pero estas próximas semanas se me verá poco por el mundo 2.0. 

Eso sí, prometo que pronto volveré con la misma o incluso más fuerza. Este blog es muy especial para mí. Lo empecé con el objetivo de compartir mis vivencias como mamá primeriza y a tiempo completo, y como suele suceder casi siempre, he recibido mucho más de lo que he dado. Me ha permitido conocer gente maravillosa que al igual que yo comparte sus experiencias a través de blogs, twitter o facebook, gente que no conozco personalmente pero que siempre está dispuesta a tenderte una mano y de la cual aprendo cada día algo nuevo; así como iniciativas, proyectos y negocios que no tenía la menor idea que existían -es increíble todo lo que se cuece en la red!!!- y que me fascinan, detrás de los cuales hay siempre personas encantadoras con una gran ilusión.




Y por último, no quería dejar de mencionar que ya hemos alcanzado y pasado los 100 seguidores!!! Muchas gracias!!! Espero realmente cubrir sus expectativas, que lo que encuentren en este blog les sea de utilidad, y sino, que por lo menos pasen un buen rato :-)

¡Un fuerte abrazo y feliz semana!

lunes, 25 de febrero de 2013

Malestar...¿virus o nervios?


Desde hace unos días no me encuentro del todo bien. No sé si he cogido un virus de esos no identificados o si es más bien algo psicosomático (no sería la primera vez que me pasa, aunque con otros síntomas), una manifestación física de los nervios y la preocupación que tengo por el traslado y todo lo que ello conlleva. Me duele la cabeza, tengo un poco de malestar estomacal y por las tardes me entran escalofríos aunque a la vez siento mucho calor en la zona de la cara. Qué cosas más raras...

En fín, por ahora lo voy controlando con ibuprofeno y paracetamol, espero que esto se vaya en unos pocos días tal como vino. También debo decir que papá está siendo un gran apoyo, no saben cómo le agradezco su ayuda. Este fin de semana prácticamente ha sido él el que se ha hecho cargo del enano. Felizmente hoy que me toca quedarme sola me encuentro algo mejor, quizás el hecho de ser consciente de los nervios y preocupación ayuda a que el malestar físico desaparezca. 

Papá me ha dicho que sería una buena idea que practique algo de yoga, y creo que tiene razón. Siempre me ha ido muy bien para liberar tensiones y recuperar el bienestar físico y la calma. Además, sé que éste es un cambio importante para Mateo y quiero transmitirle tranquilidad y seguridad. Estoy segura que finalmente tendremos todo listo para el día que cojamos el avión, pero a veces me agobio y angustio pensando en lo mucho que tengo por hacer y gasto energía inútilmente en pensamientos en lugar de actuar. Es que no sé ni por dónde empezar...¿Algún día cambiaré?

jueves, 17 de enero de 2013

¡Nos vamos!


Cuántas ilusiones, nervios, expectativas, cambios, proyectos, retos, dudas, alegría y a la vez nostalgia se esconden tras estas dos sencillas palabras. L@s que me siguen desde el inicio quizás leyeron esta entrada en la que comentaba que hace un tiempo, sobretodo desde que nació Mateo, venía pensando que probablemente había llegado el momento de volver a nuestra ciudad natal, junto a nuestras familias y amigos de toda la vida.


La decisión está tomada, y los primeros pasos ya han sido dados. En poco más de dos meses cogeremos un avión que nos llevará nuevamente al otro lado del charco. Son diversos los motivos -familiares, económicos y laborales- que nos han llevado a tomar esta decisión, y ahora mismo consideramos que es lo mejor para todos.

Pero a pesar de todo, va a ser difícil despedirnos. Hace varios años que vivimos aquí y Barcelona es una ciudad que nos encanta y en la que nos sentimos muy cómodos. Es complicado "empezar de nuevo" en otro lugar, aunque sabemos que allá tenemos el gran apoyo de nuestros familiares y amigos; y además llevamos con nosotros la experiencia de estos seis años. Vamos a extrañar mucho lo que dejamos atrás, en especial a la gente que hemos conocido durante estos años. 

Nos espera mucho trabajo para los próximos meses, ¡ya saben cómo son las mudanzas! Para empezar, les cuento que vuelvo a ser mamá a tiempo completo a la vez que voy preparando las cosas para este nuevo reto que tenemos por adelante.

"Aprendiendo a ser mamá" se muda de ciudad, de país y de continente, pero el espíritu seguirá siendo el mismo. Empezamos esta nueva etapa con mucha ilusión. 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Llegó el gran día...

Como todo en la vida, el primer día de guardería tenía que llegar. Ayer fuimos a conocer a la tutora y la verdad es que nos quedamos bastante tranquilos porque es una chica joven, alegre, simpática, con buena energía y, al parecer, con paciencia. Mi enano estaba contento, tenía una sala de juegos solo para él y no paraba de dar alaridos y sonreírle a la profe.


Hoy a las 8:30am en punto estábamos en la puerta de la guarde, luego de explicarle varias veces al enano que íbamos a ir de nuevo al cole pero que esta vez lo íbamos a dejar y yo volvería a buscarlo en unas horas -hoy y mañana se quedará mediodía, a partir de lunes el día entero-. Hemos entrado, una de las profes lo ha cogido, nos hemos despedido y nos hemos ido. Cinco minutos. Dicen que la despedida debe ser corta para no hacer la separación más difícil para todos. El enano nos ha mirado con una cara extraña, mientras veía como nos íbamos y a él se lo llevaban para adentro.


¿Qué habrá pasado después? No lo sé. Me imagino que me lo explicarán ahora que vaya a buscarlo. Por lo pronto papá y yo hemos salido, nos hemos abrazado y yo no he podido evitar soltar más de una lágrima en el camino de regreso a casa. Como alguna vez comenté en este blog, pienso que la vida son etapas y que cada etapa nos aporta algo distinto, nos enriquece y nos ayuda a crecer como personas. Hoy cierro una etapa maravillosa -quince meses sin separarme de mi enano- para abrir una nueva. Confío en que nos irá muy bien. 

¡Te voy a extrañar mucho enano!

miércoles, 30 de mayo de 2012

Cerrando etapas


El fin de semana pasado se celebró el primer cumpleaños de la hija de una de mis mejores amigas, que vive en Perú. Este fin de semana se celebra el primer cumpleaños de Mateo. Por obvias razones, ni yo pude estar en el cumple de la hija de mi amiga, ni ellas podrán estar en el de Mateo. Esto me ha llevado a escribir este post.

Han pasado casi seis años desde que cerré una etapa de mi vida para comenzar una nueva y muy distinta a la anterior. Me casé con el papá de Mateo, renuncié a un trabajo estable y juntos decidimos dejar nuestra Lima natal para estudiar una maestría al otro lado del atlántico, en Barcelona. Un año después terminamos la maestría y como estábamos enamorados de Barcelona -de su centro, sus playas, su clima- conseguimos un trabajo y nos quedamos por estos lares.  

Hoy, pasados los treinta y con un hijo, empiezo a pensar que quizás ha llegado la hora de hacer maletas, volver a cruzar el charco, cerrar esta etapa e iniciar un nuevo proyecto junto a nuestras familias y amigos de toda la vida. Aunque pueda parecerlo, no creo que sea volver a empezar. Es cierto que allá no tenemos trabajo, ni casa, ni coche, pero llevamos con nosotros la experiencia de estos seis años.

Vivir, estudiar y trabajar en un país que no es el tuyo es muy enriquecedor. Esta experiencia me ha permitido, entre otras cosas, conocer gente nueva con costumbres distintas a las mías, entender otra manera de hacer las cosas, viajar a ciudades y países a los que nunca antes se me había ocurrido ir, probar nuevas comidas, aprender a llamar a las mismas cosas de otra forma y ver el mundo desde una perspectiva diferente, desde la perspectiva del "primer mundo", para descubrir que en mi país aún hay mucho por hacer.

Vivir un tiempo en un lugar donde no tienes "pasado" y casi nadie te conoce tiene también sus ventajas. Por momentos te sientes un poco más libre. No tienes que cumplir con ningún cumpleaños, boda o cena familiar a la que no te apetece ir. No tienes que dar explicaciones, nadie te juzga o critica, nadie opina sobre lo que haces o dejas de hacer. Casi no he tenido que soportar esos inoportunos -aunque normalmente bien intencionados- comentarios, consejos, críticas, sugerencias y opiniones relacionadas con la crianza de mi hijo -algunas veces las he recibido por skype, pero no es lo mismo- y he podido actuar libremente, haciendo las cosas que creo mejor para él.

Pero no puedo negar que estar lejos de casa, de la familia y de los amigos es difícil, muy difícil. He vivido momentos de profunda soledad. Días en los que sentía que necesitaba desesperadamente un abrazo de mi madre, un beso de mi hermana o una conversación frente a frente con alguna de mis mejores amigas. Cuando estaba embarazada sentía esto con mucha frecuencia. En ocasiones me he sentido diferente, aislada, con pocas cosas en común con los demás. Me he perdido navidades en familia, las bodas de mis mejores amigas, cumpleaños y unos cuantos nacimientos. Ahora que tenemos a Mateo esto lo siento más. Quisiera que él viva y comparta con abuelos, tíos y primos estos momentos tan especiales. 

Siempre he empezado que la vida son etapas. No hay que tener miedo de cerrar una para abrir otra nueva. Cada etapa nos aporta algo distinto, nos enriquece y nos ayuda a crecer como personas.
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