Poco a poco nos vamos acostumbrando a nuestra nueva vida. Aunque no empezamos el viaje con muy buen pie (tuvimos un retraso de 12 horas en uno de los vuelos) después las cosas han ido saliendo según lo planeado y nos encontramos muy bien. El cambio de horario nos afectó poco, y luego de un par de semanas algo "caóticas", finalmente tenemos nuevamente una rutina y cierta estabilidad.
Parece mentira pero, aunque tenía muchas ganas de volver a este mundo virtual y muchas cosas que contar (empezando por cómo sobrevivir a un vuelo de 12 horas con un enano de 22 meses), no lograba encontrar el "cómo", y hace un mes que no publico nada.
Ayer se me ocurrió que sería una buena idea hacerlo a través de fotos, de nuestras primeras fotos "al otro lado del charco". Así que aquí les dejo unas pocas, espero pronto recuperar la inspiración y poder contarles con palabras algo más sobre nuestra nueva vida.
Nuestra llegada coincidió con los últimos días del verano, así que pudimos disfrutar de la playa. Mateo estaba fascinado, no dejaba de repetir "agua agua agua" y a pesar de que el agua es muy fría, no dudó en darse un baño.
Seguimos disfrutando de las mañanas (y algunas tardes) en el parque. Tenemos la suerte de tener muchos parques cerca de casa, y además con mucha vegetación.
También hemos aprovechado para salir en familia y con amigos que no veíamos hace mucho tiempo; así como pasar tiempo con los abuelos y tíos. Imprescindible pasear por el malecón con vistas al Océano Pacífico.
¡Un fuerte abrazo y feliz fin de semana!