Mateo disfruta mucho la hora del baño. Le encanta estar en la bañera y jugar con el agua. Últimamente también le mojo la cabeza y el cuerpo con la alcachofa de ducha y le gusta bastante. Creo que le hace cosquillas porque empieza a reírse con muchas ganas. Durante el baño nunca hay quejas ni llantos -¡éstas vienen al momento de vestirlo!-, sólo risas y juegos.
Ayer fue la primera vez que lo llevamos a la piscina y, aunque por los antecedentes de la bañera pensábamos que le iba a gustar, teníamos nuestras dudas. La temperatura del agua de la piscina es más fría y además quizás podía asustarse entre tanta agua. Tengo que decir que el día de piscina fue un éxito. El enano estaba feliz en el agua. No paraba de chapotear y cuando lo sacábamos del agua quería a toda costa meterse nuevamente a la piscina. No paró un segundo en toda la mañana y a la hora de comer estaba tan cansado después de tanta actividad que se quedó dormido a medio comer...algo que nunca antes había sucedido -¡le cuesta mucho dormir!-.
Papá y yo somos muy playeros. Durante los veranos no perdonamos ni un solo fin de semana. Nos encanta bañarnos en el mar y nadar. El verano pasado Mateo estaba recién nacido así que prácticamente no pisamos la arena. Este verano vamos a desquitarnos. Ahora, con un año, Mateo está listo para ir a la playa. Esperamos que disfrute del mar tanto o más que de la piscina.
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