viernes, 9 de noviembre de 2012

En casa


Mi enano está nuevamente enfermo y estos días ha tenido que quedarse en casa. El martes me llamaron de la guarde para que lo fuese a buscar porque tenía fiebre, 38,6ºC. Felizmente papá se pudo organizar y salir a buscarlo, porque yo tenía que terminar un trabajo que debía entregar ese mismo día.

En un principio parecía que tenía lo mismo que las veces anteriores: mocos, tos y fiebre. Tratamiento: apiretal para bajar la fiebre y esperar a que el virus desaloje su cuerpo. El miércoles parecía estar mejor, pero la madrugada de miércoles para jueves empezó con vómitos. Pensamos que era producto de la tos -algo que le ha pasado antes varias veces- pero al ver que no cesaban empezamos a preocuparnos.

Por la mañana del jueves el panorama no era muy bueno. Mateo no dejaba de quejarse -le dolía la pancita supongo- tenía muy mala cara y vomitó un par de veces. Así que decidimos ir a urgencias. Yo me cogí el día de vacaciones para acompañar a mis suegros, porque me parecía demasiada responsabilidad para ellos. Tratamiento: suero líquido, y si por la tarde seguía igual volver a urgencias.

Nos fuimos a casa y Mateo continuó con los vómitos. Tomaba el suero y al cabo de un rato lo devolvía. Lo mismo con el agua. Llamé a su pediatra y me recetó un medicamento para intentar que aceptara algo de lo que le daba y evitar volver al hospital. Felizmente después de una larguísima siesta (que ya empezaba a preocuparme -es que yo soy así, no puedo evitarlo-) los vómitos cesaron y empezó a tolerar mejor el suero y el agua, aunque no quiso probar nada sólido. No tenía muchas ganas de jugar pero se le veía mejor de ánimo. Aún se quejaba un poco de dolor, pero menos.

Hoy se ha levantado como nuevo. ¡Es que así son los niños! Me siento mucho más tranquila porque ayer se me partía el alma al verlo tan decaído, sin ganas de nada. Sólo de tumbarse en la cama y descansar.

Felizmente es viernes y tenemos todo el fin de semana para descansar y recuperarnos :)


¡BUEN FIN DE SEMANA!


miércoles, 7 de noviembre de 2012

domingo, 4 de noviembre de 2012

Diecisiete meses


Cada día nos sorprendes con algo nuevo. No sé si sea capaz de escribirlo todo. Lo más importante es que ya te mantienes de pie sin ayuda, y has dado tus primeros pasos. ¡Cuánto hemos esperado este momento! 

Ya estás totalmente adaptado a la guarde y, aunque me encantaría poder estar contigo más tiempo durante el día y que te enfermaras menos, me tranquiliza saber que en la guardería estás bien, que comes y duermes bien, y que te diviertes mucho, tal como me comenta siempre la profesora. Uno de mis momentos favoritos del día es cuando te voy a buscar y me regalas una de tus hermosas sonrisas. 


¡Así de contento te pones cuando me ves llegar a la guarde!

Siempre intento aprovechar al máximo las tardes que pasamos juntos en casa. Pongo música y jugamos. Te entretienes con tus juguetes -sobretodo con los musicales-, pero lo que más te gusta es moverte por la casa descubriendo cosas nuevas y escondiéndolas. Me haces reír mucho con tus travesuras.


Mi pequeño lector


Tardes en casa

Este último mes hemos tenido varias visitas, y tu no has podido estar más contento. Has compartido risas -también algunos llantos- y juegos con tus tíos y abuelos. Además tengo que reconocer que nos han ayudado muchísimo. Ellos son ahora los encargados de cambiarte el pañal porque a papá y a mi nos montas unas escenas terribles.

Te has convertido en un pequeño parlanchín y te estás comunicando cada vez más, tanto con palabras como con gestos y ruidos. La mayor parte del tiempo hablas en tu idioma y no logramos entenderte, pero ya sabes decirnos varias cosas, como por ejemplo "ñam-ñam" cuando tienes hambre o quieres que te invitemos lo que estamos comiendo, "aguis" cuando quieres agua y "caca" cuando necesitas que te cambiemos el pañal. Lo último con lo que nos has sorprendido es diciendo "no no no no no" a la par que mueves tu dedo índice de un lado a otro cuando no quieres algo.

Cada vez te interesan más los dibus, los ponemos sobretodo por las mañanas, mientras papá y yo nos preparamos para salir a trabajar. Hablas, bailas, te ríes y señalas mientras los miras atentamente.


Bibe matutino viendo dibus

Odias los calcetines, apenas puedes te los quitas. No sé cómo consigues quitártelos hasta mientras duermes!!! Los zapatos tampoco son de tu total agrado, cuando vas en el cochecito a veces empiezas a golpear un pie contra el otro intentando sacártelos.

Observas con atención todas y cada una de las cosas que hacemos y no pierdes la oportunidad de imitarnos. ¡Me sorprende lo rápido que aprendes!

Como a la mayoría de los niños te encanta la calle, así que aprovechamos las mañanas de los fines de semana para salir a pasear. Te emocionas muchísimo cuando llegamos al parque, sonríes, gritas y mueves las manos y las piernas sin parar. Una de las cosas que más te gusta del parque es observar jugar a los otros niños. También te gusta saludar -y despedirte- con la mano y con una sonrisa a los adultos y niños que se cruzan por tu camino. A la gente le hace mucha gracia y suelen devolverte el saludo y la sonrisa. 


Mañana de otoño en el parque

¡No te puedes imaginar lo mucho que te queremos y cómo alegras nuestros días! 


¡FELICES DIECISIETE MESES MI VIDA!

viernes, 2 de noviembre de 2012

Más reflexiones...

{de una mamá que trabaja fuera de casa}

Hace algunos días escribí este post con mis primeras reflexiones tras empezar a trabajar fuera de casa luego de la baja por maternidad y de unos cuantos meses de excedencia. Entre otras cosas, en él hablaba un poco por encima del tema de las infecciones al empezar la guardería, un tema que me fastidia y preocupa bastante.

Sí, sé que los niños que empiezan a ir a la guardería se enferman muchísimo y que así fortalecen su sistema inmunológico; pero para serles sincera, a veces esto me suena un poco a "consuelo" para los padres que sufrimos viendo cómo nuestros peques se ponen malitos cada dos por tres pero no tenemos otra alternativa que llevarlos a la guardería. 

No me gusta ver a Mateo enfermo tan seguido. Nunca se había enfermado tanto como desde que empezó la guardería. Estoy cansada de ver cómo respira con dificultad por tantos mocos, o cómo la tos le da arcadas -a veces llegando a vomitar- y lo despierta continuamente por las noches. Me molesta visitar al pediatra un día sí y otro también, o tener que darle medicamentos casi a diario -ya sea para la fiebre, o para evitar que los mocos le bajen y le de bronquitis-.

Felizmente ahora tenemos a mis suegros con nosotros y ellos se han podido quedar con Mateo cuando ha estado enfermo. Pero en pocas semanas se irán y papá y yo tendremos que organizarnos para cuidarlo si es que vuelve a enfermar. Estar en un país extranjero complica bastante las cosas ya que no tenemos familiares cerca a quienes acudir. Así que la única alternativa es pedir vacaciones -como máximo uno o dos días- o contratar a una cuidadora -conocemos a una chica que ya ha cuidado antes a Mateo-, con el correspondiente gasto que eso significa.

Enfín, no me voy a adelantar a los hechos y cuando la situación se presente ya lo solucionaremos. Por ahora disfrutaremos de estos días de descanso y de que Mateo está bien de salud -aunque con mocos y tos permanentes-.

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