Unos días antes de carnaval,
mamá le preguntó a Guillermo de qué quería disfrazarse.
-De hipopótamo –contestó Guillermo.
-Perfecto. Te prepararé un disfraz de hipopótamo.
Esa semana mamá tuvo mucho
trabajo y fue incapaz de hacer el disfraz que había prometido a Guillermo. El
día anterior a la fiesta de carnaval Guillermo le dijo:
-Mamá, no te olvides que mañana
es la fiesta. ¿Tienes listo mi disfraz de hipopótamo?
-Por supuesto, pero quiero que
sea una sorpresa. Mañana temprano lo encontrarás al pie de tu cama.
Cuando Guillermo se durmió mamá
se sentó en el sillón a
confeccionar el disfraz de hipopótamo. No quería incumplir su promesa y
desilusionar a Guillermo. Estuvo casi toda la noche cosiendo, y finalmente consiguió tener listo el disfraz,
aunque no quedó como le hubiera gustado.
Al despertar, Guillermo encontró
su disfraz y pensó: “esto parece más un elefante que un hipopótamo”,
pero decidió no decirle nada a mamá. Sabía que había estado trabajando en él
durante toda la noche.
Se puso el disfraz con ayuda de mamá y se fue al cole, dispuesto a disfrutar de la fiesta de carnaval.