Mostrando entradas con la etiqueta amor incondicional. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor incondicional. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de agosto de 2012

Respetar la naturaleza de nuestros hijos



Hace algunos semanas llegó a mis manos vía Facebook este artículo de Lucía de Althaus -psicóloga y mamá- titulado "Niños introvertidos" en el que se habla de cómo en muchas ocasiones los padres queremos a toda costa que nuestros hijos sean extrovertidos y sociables -dos cualidades muy valoradas actualmente- y vemos como un "defecto" que sean tímidos e introvertidos, sin respetar su naturaleza y darnos cuenta que la introversión no tiene por qué ser mala y que, entre otras cosas, favorece la sensibilidad, la observación, la reflexión, la comunicación de ideas, pensamientos y sentimientos mediante vías alternativas como la pintura o la escritura, y produce grandes obras e inventos -muchos personajes importantes de la historia eran introvertidos-.

En el artículo se menciona un libro que -por coincidencia- papá compró unos días después cuando estuvo por tierras inglesas. El libro se titula "Quiet: The power of introverts in a world that can´t stop talking" que en castellano sería algo así como "Silencio: El poder de la introversión en un mundo que no para de hablar" y la autora es Susan Cain -abogada y escritora interesada en la naturaleza humana-. No lo he leído aún -tengo que prepararme mentalmente para leer cerca de 300 páginas en inglés-, pero le he echado un vistazo y pinta bien. Explica cómo se diferencia la química del cerebro de los introvertidos y de los extrovertidos, y cómo la sociedad tiende a no valorar lo suficiente a los introvertidos. El libro da también herramientas para que los introvertidos aprendan a entenderse a sí mismos y sepan sacar el máximo provecho de sus fortalezas. 



Tanto el artículo como el libro llamaron mi atención porque yo me considero una persona introvertida. De pocas palabras, reservada, me cuesta entrar en confianza, me siento más a gusto en una pequeña reunión familiar que en un gran evento, disfruto de mi soledad y prefiero escuchar y observar antes que hablar -quizás por eso me gustan tanto el yoga y la pintura-. Y la verdad es que siempre he considerado este rasgo de mi personalidad como un "defecto". 

No saben cuánto he intentado ser más sociable, más habladora, poder hacer amigos con mayor facilidad e intervenir más en una clase de la universidad o en una reunión de trabajo. Pero me cuesta, y mucho. Mi familia y amigos más cercanos me conocen, saben cómo soy y me aceptan tal cual, pero han habido varias situaciones, sobretodo en la universidad o en el trabajo, en las que me he sentido reprochada por no hablar o participar más. De hecho, es una crítica que suele aparecer cuando recibo algún "feedback" a nivel profesional. 

Creo que mi enano es aún pequeño como para saber qué tipo de personalidad tendrá -extrovertida o introvertida-. En ciertas situaciones lo veo sociable y muy simpático, mientras que en otras mantiene su distancia, se queda sentado tranquilo, observando en silencio. Confieso que muchas veces he pensado que me gustaría que no fuera como yo, sino lo que yo no he podido ser, porque siempre he creído que todo es más fácil para los extrovertidos. Ahora pienso que, tenga la personalidad que tenga, él tendrá mi amor incondicional, mi respeto y ayuda para que crezca seguro de sí mismo, para que tenga una buena autoestima y sea capaz de ser feliz y hacer felices a los que lo rodean. Ambos, extrovertidos e introvertidos, somos necesarios en este mundo. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...